Homenaje

 

A MI MADRE

Cuando la noche aparece

en la mitad de mis días,

recuerdo que siendo niño

en tus brazos me cogías.

Velabas siempre mis sueños

para hacerlos realidad.

Yo casi siempre soñaba

con teneros a mi lado,

a los dos, y por igual;

a mi madre y a mi padre,

sin nunca decepcionar.

Una vida de trabajo

para que el pan y el calor

en casa nunca faltaran.

Sin transmitir nunca penas,

los dos siempre por igual;

madre y padre,

sin nunca desanimar.

Tu porfía, tu esperanza

y tu alegría;

el amor que derrochaste

siempre estarán en mi vida.

Comprendí ya desde niño

que nunca abandonarías,

que todo tu empeño iría,

en allanar el camino,

hacernos siempre de guía

y mejorar nuestro paso.

Nunca pensaste en tí,

en hacer tu vida fácil.

Siempre tus hijos primero.

Te privaste de lo tuyo

para centrarte en lo nuestro.

¡Dios mío, qué suerte tuve

de tenerte como madre!

pues hiciste el milagro

de sacarme hacía adelante

a pesar de la pobreza,

de aquella época dura.

No sé cómo reflejar,

cómo expresar mi emoción.

Intento con estos versos

transmitirte mi cariño.

Decirte madre que siempre

me acordaré de tu esfuerzo,

del amor que siempre tuve,

de lo mucho que te quiero.

 

IMG_20130224_133151

 

 

27 de abril de 2017

La canción

 

Algunas canciones permanecen en nuestro recuerdo, nos hacen revivir momentos pasados, y nos emocionan pese al tiempo transcurrido.

En una estación de tren.
En un asiento de un parque.
Sentado en el autobús,
caminando por la tarde.
Momentos de concentración,
de libre ensimismamiento.
Sólo viendo sin mirar.
Soñando siempre despierto.

Pensando si recordarás,
si te acordarás de aquello
que juramos no olvidar 
por mucho que pasara el tiempo.
Aquella noche de agosto,
bajo aquella luna llena,
prometimos siempre amarnos.

¿Recordarás la canción que
tantas veces cantábamos?
Aquella cuyo «I love you»
tan especial nos sonaba.
¿Te acordarás que a mi oído
tu siempre la susurrabas?

«Because I love you
Yes I love you, oh, how I love you»

5 de abril de 2017

Versos para ti

 

Sueño con tu cara, sueño con tu risa.
Pienso en tu mirada y en tu simpatía.
Me acuerdo de cómo a ti te gustaba
conmigo charlar.

Me acuerdo del día, cuando tú y yo juntos
con otros amigos, viendo atardecer.
No pude aguantarme y te robé un beso.
¡Aquel primer beso!

Aquel primer beso que sin esperarlo,
con mucha ternura, tú me devolviste,
en el mismo otero, viendo ya la luna,
un día después.

Recuerdo tu cara, recuerdo tu ropa.
Pronunciar tu nombre aún me ruboriza,
mi alma  estremece aún al recordarte,
y pensar en ti.

Recuerdo tu esencia, tu sonrisa alegre,
tu cara risueña cuando me mirabas,
tu cuerpo acorde con tu simpatía,
todo natural.

Me gustabas tanto que nunca he sentido,
aquel cosquilleo que me producías.
Con sólo acercarme y notar tu mirada
me sentía feliz.

Por eso es ahora que sigo escribiendo
por si alguna vez, con un poco de suerte,
me lees estos versos, y entiendes que siempre
escribo por ti.

11 de marzo de 2017

Ya no te acuerdas

 

Ya no te acuerdas.
Hubo un tiempo en que me amabas,
que no podías imaginar sin mí tu vida.
Juraste amarme para siempre.
Me hiciste prometer que jamás te dejaría.
Hoy te vas porque dices estar cansada.
Dices no reconocerte, estar  perdida.
Estás segura de ya no sentir nada.
Afirmas  que se acabó el amor,
aquel, que no hace tanto, por mí sentías.

Ya no te acuerdas.
Aquellas tardes de quedada  en El Guiñol
tomando vinos con aquella gran pandilla.
Tú te reías de las cosas que contaba,
yo solamente te veía como amiga.
En poco tiempo cambió del todo mi mirada
y llegué a ir sólo para verte,
y disgustarme, y hasta llorar después,
si tú no estabas.

wp-1486305030265.jpg
El Guiñol de Ponferrada

Amor perdido

img-photo-art-8382771.jpg

Yo,
que siempre soñé encontrarte,
después de media vida buscando,
al final lo conseguí.

Luego,
no me preocupé en cuidarte,
abandoné mis anhelos,
y por eso te perdí.

Ahora,
vuelvo a soñar con tenerte,
con ser tu cómplice amante,
y sentirte junto a mí.

Además,
después de que te alejaras
y descubrir tu belleza
finalmente comprendí.

Por eso,
aprendí a quererte más que antes,
a no dejarme llevar, por el efímero goce;
a valorar lo importante,
y a mi vida compartir.

Y es que,
si se comparte la vida
con sus dudas y tropiezos,
con sus certezas y pasos
es más fácil de vivir.

Paseando

Paseando por el parque
entre las hojas caídas.
No paraba de llover,
la mañana estaba fría.
Recordaba mis tristezas
y también mis alegrías.
Recordaba mis amores,
o quizá mis fantasías.
Pensaba en mis elecciones,
en los caminos seguidos.
En qué hubiera pasado
de seguir otros distintos.
Nadie puede ya saberlo, 
pero lo que yo sí que sé,
es que me siento contento
de tomar el que tomé.
Y por eso te recuerdo
lo que ya escribí una vez:

“Tengo suerte de tenerte.
Estoy contento de amarte.
Lo mismo de desearte.
Muy contento de sentirte.
Y encantado de aguantarte»

 

22 de enero de 2017

Crea un sitio web o blog en WordPress.com

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: