Miradas

Sus miradas sin quererlo se cruzaron
y el palpitar del corazón se aceleró.
No pudieron evitar su sobresalto,
la reacción irracional de su interior.

Se sentían en un gozoso trance,
del que no podían, ni querían escapar.
Solo deseaban ¡Oh Dios mio! no acabese
esa jovial y radiante sensación.
Que el atasco de otros días aumentara,
que a aquel bus le costara progresar.
Que el momento que vivían perdurase,
que sus pasos se volvieran a encontrar.

En aquel autobús, aquel día,
sus miradas, sin quererlo, 
solamente se cruzaron,
y el palpitar de los dos se aceleró.
Descubrieron la importancia de un instante,
la felicidad indescriptible, el amor.
Sus entrañas rebosaban en su senos,
sus sentidos no sintieron nada igual.

Aún ahora, todavía se estremecen,
y se les acelera el latir del corazón,
cada vez que se cruzan sus miradas,
ya siempre queridas, buscadas,
radiantes,
y rebosantes de amor.

25 de noviembre de 2016

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