Diálogo (II)

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San Juan

– Siento empezar a hablar de esta manera pero la realidad es la que es:

Cada día mueren padres y madres y dejan tiernas criaturas desamparadas. Y mueren jóvenes florecidos en amores y proyectos que nunca maduraron. Y aún niños se van  sin haber vivido.

Bien es verdad que murió Héctor. Cayó Troya.  Y no fue el fin. Al día siguiente el sol iluminó sus calles sembradas de cadáveres. Los humanos, con sus trabajos y sus días, siguieron afirmando que la vida siempre sigue y siempre es bella.

Habíamos acabado hablando de la transcendencia como aquello que está más allá de los límites naturales.

¿Qué podríamos decir de la muerte?  Nada o un millón de cosas, depende de cada uno. No sé muy bien.

– Querido Alberto desde esta orilla la visión de todo no sólo viene por la observación distante,  espacial y temporalmente,  como podría ser una perspectiva más cercana a la realidad, sino que supone otra realidad distinta. Por eso es complicado. Ahora no estás en mi realidad, sino en la tuya.

Imagínate que intentas explicar el teorema de la función implícita a tu perro. Pues bien, aunque tú lo entiendas perfectamente es complicado hacérselo ver a alguien que no puede entenderlo. No es que el perro esté en otra realidad, no. Pero tú y yo sí estamos en realidades distintas. Con diferencias de percepción que pueden ser quizá imaginables para ti, pero que son incomprensibles para todos los que estáis de ese lado.

– Vaya manera de divagar amigo.

– Me gusta que me llames amigo porque en realidad lo somos. Lo de divagar es lo que seguro pensarán los amigos que lean este diálogo. A pesar de todo te animo a que lo escribas, si así te apetece. Cuando se escribe se piensa, y pensar siempre es bueno.

Además, ¿cuántos buenos filósofos han escrito sobre temas de transcendencia a lo mortal? Puedes permitirte que piensen que divagas. Tú no eres filósofo.

– Está bien. Divaguemos o no,  sigamos que a mí me resulta interesante este punto. Por eso continua.

– Ya se ha dicho muchas veces que la única certeza que tiene el hombre es que va a morir. En estos tiempos ya sabes que algunos empiezan a dudarlo. Con los avances técnicos y científicos hay gente que empieza a creer que el hombre será casi inmortal.

Yo hasta que no supe que mi cuerpo flaqueaba no dudaba que la muerte no era el final. Según se acercaba mi hora me surgieron las dudas, pero siempre mantuve la esperanza. La muerte es real, al menos tal como la conoce el hombre, pero la vida también. ¿Y lo real tiene fin?

– ¿Qué es lo real? ¿Cuántas realidades existen? ¿No hablas de varias realidades?

– Así es Alberto. Veo que vas entendiendo algo. Pero de eso ya hablaremos. Lo que debes entender es que lo  peor  de llegar a este lado, amigo, es llegar en soledad.  Soledad humana y divina. Que no es bueno ni bello morir solo ni morir desencantado por falta de fe.

Sentimiento de soledad  y dudas que podrían expresarse  en estos versos:

“Mira que el tiempo me apremia.
Que mi mal es fiero y fuerte.
Que estoy  herido de muerte,
Tocada mi fe de anemia.

 ¿Es que tú nunca me oirás?
¿Es que mi angustia no basta?
Tu silencio, Dios me aplasta
Y yo ya no puedo más …

Perdido en la oscuridad,
ando errante, peregrino.
¿Cómo haré yo mi camino
Sin Dios, sin norte ni paz?

 Si es que Tú existes , Señor,
También a mí, por tu amor,
ábreme tu pecho
que en él quiero entrar…
me duele la vida
y llego desecho
de tanto dudar.”

 Una cosa Alberto es importante. Vive la vida.

– ¿Qué quieres decir? Que aproveche que luego …

– No. Vive la vida que para eso nos la han dado. Pero, nos la han dado a todos. Aprovecha el don de la vida como conoces y procura pasar por ella de buena manera. Al final te acordarás de lo bueno y lo malo. Y como en todo lo que hagas estará hecho.

Pero también piensa que tu existencia, al igual que la de todos los hombres  es una cuestión muy relativa. Y no me refiero sólo a la relatividad que supone una existencia de años en la tierra de un hombre en relación al resto de años y hombres  que habitaron, habitan y habitarán en ella.

Pensarás que me repito, pero sólo puedo explicarte que es tu realidad. Realidad que así y todo es relativa, pero minúscula en relación a otras realidades.

– Entiendo en parte,  pero …

– Ya lo sé.


28 de marzo de 2015

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