Mientras hoy observo el mar
pienso qué me ofrecerá el destino.
Quizá te vuelva a encontrar,
quizá sigas para mí perdido.
En mi cabeza aún estás,
y por eso es que te escribo.
Para mí siempre serás
como una historia de niños.
De niños por la inocencia,
por la sencillez en todo,
por caminar sin premuras,
por no buscar acomodo,
por la ausencia de mentiras,
por la ausencia de abandonos,
por la verdad de presencias,
de las palabras sentidas;
por un compartirlo todo,
lo mismo las alegrías, las penas,
las fatigas y los gozos.
No sé si todos lo sienten,
pero yo sí lo sentí,
y por eso conformarme
es sin duda para mí,
una triste decepción.
Cuando tú apareciste,
siempre fuiste lo primero;
el resto, un segundo plano.
Ahoro sólo, un recuerdo.
18 de julio de 2017