Nuestro moral

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Prado de San Andrés,
Árbol de las Moras.
Momentos de mi ayer,
recuerdos de mi historia.
Un verano los encontré,
y me refugié en su sombra.

El aire viento se hacía.
Las hojas me susurraban.
A veces se molestaban
de las cosas que pensaba,

y a veces, también,
de las cosas que sentía.

Mi cobijo y mi sosiego,
mis confidentes pasivos,
mis testigos de amorio,
y mis amigos ausentes.

Conocí al amor de la niñez,
al amor adolescente.

Algún libro allí leí.
Algunas cosas soñé,
algunas cosas viví,
y algunas las inventé.

Un día a tí, enseñé.
Un día me acompañaste.

Nos sentamos en sus ramas.
Nos dijimos pocas cosas,
aunque sí las necesarias.
Cosas que se guardaron
en un cachito de mi alma.

Desde entonces,
nuestro árbol, pasó a ser,
y nuestro prado también.
Nuestro instante favorito,
con el que tanto soñé.

30 de octubre de 2015

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