En tus calles bulliciosa. En tus casas el sosiego.
Gente de sangre caliente, pero abierta a la amistad,
aunque a veces muy callada.
El puchero, su comida, la siesta y el despertar.
El sol, la tierra y sus piedras centenarias.
La fiesta y la tradición, el arte y el sufrimiento.
Su variedad, su riqueza.
Su paciencia y su silencio, a veces,
Demasiadas veces rotos.
Y es que su historia es muy grande,
y da dirigentes torpes,
necios, malos; rufianes y salvadores
de patrias y de ideales.
Y el pueblo entero se calla,
y algún rebaño engañado,
convencido de su agravio
se lanza contra la tapia.
Esta es la historia de siempre
que alguna vez se repite
en nuestra querida tierra.
Sufrimiento de una tierra a la que no se hace daño,
sólo se daña a los pueblos,
a las gentes de un país,
que nunca son quienes roban.
Sólo roban los que agravian
al pueblo que sólo quiere
poder vivir sin problemas
con sus amigos de siempre,
poder vivir libremente,
y siempre …
con dignidad.
30 de octubre de 2017