Mi musa de verdes ojos,
mi pequeña fantasía,
la que de niño soñaba
y a veces aparecía.
Mi olor a fresco rocío
al amanecer del día,
en el secano verano
de la tierra de mi vida.
Musa que me acompañó
en todo mi recorrido,
y que cuando al fin paré
porque encontré el bello sitio,
ella no se alejó,
quiso estar,
permanecer a mi lado,
renunciar a ser quien era,
convertirse en la mujer.
Mujer soñada por mí
en mis noches sin descanso,
pensando que de mayor
algún día encontraría
aquel auténtico amor;
de la vida la alegría.
Así que cuando la vi,
enseguida me di cuenta,
enseguida comprendí,
que aquella chica tan guapa
era mi musa de siempre,
era mi amor verdadero,
era aquella fantasía,
la que de niño soñaba
y a veces aparecía.
Eres tú, sin duda,
mi musa de verdes ojos.
9 de agosto de 2017