Entre nube y nube el sol.
Entre tejado y tejado el monte enseña el sendero.
Bella naturaleza que casi siempre sorprende.
Sólo hace falta mirarla,
mirarla muy atentamente,
para apreciar sus momentos,
sus instantes de esplendor.
Así verás que son todos.
Hasta los más tristes versos,
a veces son los más bellos,
por no decir que así siempre.
Y es que la naturaleza enseña,
si estás dispuesto a aprender.
Nos enseña la belleza, la crudeza y la verdad.
A saber que todo nace,
y que después, todo muere,
y que entre medias tenemos
una vida por vivir,
algo de que disfrutar
y sobre todo sentir.
Sabia y bella creación
de la que todos tomamos
el néctar que nos ofrece.
Un regalo para dioses,
escogidos de la nada,
nacidos por el azar,
y que no obstante se olvidan,
si es que alguna vez aprenden,
que simplemente es casual,
que su vida y su existencia
sólo se debió a la nada
y a la nada volverán.
3 de agosto de 2017
Como la vida misma!!
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Así es. Gracias por comentar. Besos.
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Es curioso como el observar con detenimiento la naturaleza nos hace conscientes de lo que realmente somos, y los buenos poemas que salen de esas reflexiones 😉. Te felicito compañero Alberto, y llego a la reflexión, de que a más de uno le hacía falta un buen paseo por el monte…
Un abrazo.
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Gracias Carlos. Creo que a todos de vez en cuando nos conviene el paseo, porque a veces sin darnos cuenta nos olvidamos de lo que somos. Un fuerte abrazo y gracias por leerme y comentar compañero y amigo.
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