Amaneció un nuevo día. Huellas de sangre en la acera.
Vidas que permanecerán, pero sólo en el recuerdo.
Un joven amigo, un amor joven, una persona tan bella.
Un pequeño hijo querido.
Un padre, un hermano, un maestro.
Un camino, un sentido, una ilusión.
Ese por quien tú te desvivías.
Del que fuiste, mucho tiempo,
ese tierno protector.
Ese, ese mismo, yace muerto.
Su sangre anoche corría, y nadie pudo hacer nada.
Aquel que encontró el final,
siendo sólo un hombre bueno.
Amable y digno. Cabal.
Ejemplar, y sobre todo, valiente.
Pobre persona inocente,
que jamás regresará
por mucho que alguien lo espere.
¡Cuánto te echarán de menos!
Tus amigos no lo entienden. Tú nunca lo sospechaste.
Tu sangre anoche corría, y nadie pudo ayudarte.
Una vida más perdida.
Otras muchas desoladas.
Y siempre, … en cualquier lugar del mundo:
La VIDA, casi siempre, DESPRECIADA.
8 de junio de 2017
Muy sentido tu poema, muy bonito
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Gracias. Me alegro que te guste.
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